Misión del Profeta
La
voz del cielo que yo había escuchado se dirigió a mí de
nuevo: “Acércate al ángel que está de pie sobre el mar y
sobre la tierra, y toma el rollo que tiene abierto en la
mano”.
Me acerqué al ángel y le pedí que me
diera el rollo. Él me dijo: “Tómalo y cómetelo. Te amargará
las entrañas pero en la boca te sabrá dulce como la miel”.
Lo tomé de la mano del ángel y me lo comí. Me supo dulce
como la miel, pero al comérmelo se me amargaron las
entrañas. Entonces se me ordenó: “Tienes que volver a
profetizar acerca de muchos pueblos, naciones, lenguas y
reyes” (Ap.10,8-11).