Batalla en el Cielo
Se desató entonces una
batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron al
dragón; éste y sus ángeles, a su vez, les hicieron frente,
pero no pudieron vencer y ya no hubo lugar para ellos en el
cielo. Así fue expulsado el gran dragón, la serpiente
antigua que se llama diablo y Satanás, y que engaña al mundo
entero. Junto con sus ángeles, fue arrojado a la tierra
(Ap.12,7-9).
El dragón
es el pecado. En el cielo
no cabe el pecado: fue
expulsado.
Estos
tres nombres que se citan,
la serpiente antigua que se llama
diablo y Satanás,
están confirmando las tres formas diferentes que tiene el
mal de atacar, Y como dije antes, están señalando el
aspecto, el perfil de las langostas, del mal.
La
serpiente antigua es el
demonio, celoso de la gloria en la que vivíamos en el
Paraíso, nos hizo el peor de
los daños, origen de todos los demás que nos han
sobrevenido.
Los otros
dos nombres: el diablo
y Satanás, tienen la
misma denominación que la que ya fue explicada en la página
anterior.
Todas estas tres formas de atacarnos llevan en sí implícitas
el engaño, porque la maldad siempre actúa a través del
engaño. Simplemente son matices diferenciales que a través
de la historia, generalmente, hemos ido usando por
costumbre, sin quizás percatarnos de estas diferencias; pero
esta trompeta desvelada, nos clarifica también esto. Para
gloria de Dios sea, y nos ayude a estar más alerta para no
dejarnos engañar.
Estas
palabras que siguen, nos animan a defendernos de todo ataque
del mal, por la fe en Cristo, nuestro Salvador, pues con Él
ya lo hemos vencido; sólo hemos de estar despiertos y
acogernos a su gracia. Así se nos explica en los siguientes
versículos:
Luego oí en el cielo un gran clamor: “Ha llegado ya la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios; ha llegado ya la autoridad de su Cristo. Porque ha sido expulsado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche delante de nuestro Dios. Ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero y por el mensaje del cual dieron testimonio; no valoraron tanto su vida como para evitar la muerte. Por eso, alégrense cielos, y ustedes que los habitan. Pero ¡ay de la tierra y del mar! El diablo, lleno de furor, ha descendido a ustedes porque sabe que le queda poco tiempo” (Ap.12,10-12).
diablo
el que ha descendido a
ustedes porque sabe que le
queda poco tiempo. Es la
forma “divertida” de atacar, de engañarnos; es
seducirnos con el mundo de los placeres mundanos,
abocarnos a vivir a tope la vida de aquí sin mirar el
espíritu, lo que día a día prolifera más. Es como una
espiral que cada vez va desarrollándose más, como una
imponente avalancha que trata de arrollar los valores
del espíritu. ¿Hasta dónde?
Veremos con el anuncio de la sexta trompeta, la próxima, que no será mucho más, pues, para eso Dios envía con sus avisos a sus ángeles, y a sus profetas como instrumentos de su poder, para vencer todos los ataques del mal.