La Sexta Trompeta Está
Sonando
Anuncio del Ejército
de Profetas
Tocó
el sexto ángel su trompeta, y oí otra voz que salía de entre
los cuernos del altar de oro que está delante de Dios. A
este ángel que tenía la trompeta, la voz le dijo: “Suelta a
los cuatro ángeles que están atados a la orilla del gran río
Éufrates”. Así que los cuatro ángeles que habían sido
preparados precisamente para esa hora, y ese día, mes y año,
quedaron sueltos para matar a la tercera parte de la
humanidad. Oí que el número de las tropas de caballería
llegaba a doscientos millones.
Así
vi en la visión a los caballos y a sus jinetes: tenían
coraza de color rojo encendido, azul violeta y amarillo
como azufre. La cabeza de los caballos era como de león,
y por la boca echaban fuego, humo y azufre. La tercera
parte de la humanidad murió a causa de las tres plagas
de fuego, humo y azufre que salían de la boca de los
caballos, es que el poder de los caballos radicaba en
sus bocas y sus colas; pues sus colas semejantes a
serpientes tenían cabezas con la que hacían daño.
El resto de la humanidad, los
que no murieron a causa de estas plagas, tampoco se
arrepintieron de sus malas acciones ni dejaron de adorar
a los demonios ni a los ídolos de oro, plata, bronce,
piedra y madera, los cuales no pueden ver ni oír ni
caminar. Tampoco se arrepintieron de sus asesinatos ni
de sus artes mágicas, inmoralidad sexual y robos (Ap.9,
13-21).