Los
Tres Ayes
El segundo ¡ay! ya pasó, pero se acerca el tercero
(Ap.11,14).
El primer ¡ay! se refería a la lucha en contra de la maldad, a la tribulación de cada uno, para permanecer en la vida en Dios.
El segundo ¡ay!
se refiere a la tribulación que viven los testigos, los
profetas, los que quieren llevar la Luz a otros, la
tribulación de los que quieren evangelizar, según hemos
visto en los versículos anteriores. Y esta evangelización
supone para los que la llevan a cabo, dolor, lucha, y al
mismo tiempo gran gozo cuando se ven los frutos por la mano
poderosa del Señor.
El tercer ¡ay!
será irremediable, para ese final anunciado, cuando en la
siega
sean separados los malvados.
Estos avisos han de animarnos, porque esta avalancha de
profetas, supone que el segundo ¡ay! está sonando. Nos llama
a arrepentirnos, a buscar la Verdad, a buscar a Cristo
nuestro único Salvador, a entrar en nuestro interior, en
nuestro aposento, en una relación directa, sincera, con
nuestro Padre que ve en lo secreto y Él te recompensará
(Mt.6,6).