Los Avisos de las
Siete Trompetas
Todo
el Apocalipsis se expresa en un lenguaje metafórico, casi en
su totalidad, si bien en el resto de la Biblia también hay
muchas metáforas, como cuando Jesús habla del templo
destruido y reconstruido en tres días, refiriéndose a su
cuerpo (Jn.3,19-21). La serpiente levantada en el desierto,
es símbolo de la Cruz. El mismo apóstol Pedro tiene la
visión de aquel lienzo lleno de toda clase de animales,
(Hc.10,9-21) para mostrarle que no habría de hacer acepción
de personas, como se repite varias veces en la Biblia
(Stg.2,1).
En estas revelaciones, cada signo es igualmente un medio
para expresar algo, una verdad espiritual,
igual que el templo de Jerusalén destruido es una realidad
material y contenía el más grande de los mensajes: la muerte
y resurrección de Cristo para salvación nuestra. Y las dos
realidades se cumplieron. Las parábolas de Jesús, y tantos
otros ejemplos, nos dicen que Dios nos hace entender a
través de lo que nuestros ojos pueden ver, y nuestros oídos
escuchar, lo que supone una verdad de carácter espiritual.
Así aquí, podemos ver en estas trompetas signos materiales,
como una enorme montaña ardiendo, o una estrella que cae, o
los ríos convertidos en sangre etc. Aparentemente, lo vemos
como enormes cataclismos que pueden suceder sobre la tierra.
¿Será así? ¿Se cumplirá igual que sucedió con la destrucción
del templo de Jerusalén, que se cumplió en los dos ámbitos,
el material y el espiritual? ¿Qué mensaje fue mayor, la
destrucción del templo, o la muerte y resurrección de
nuestro Señor Jesucristo?
En este Apocalipsis, los signos desvelados nos muestran
realidades superiores a las meramente naturales, nos
clarifican y descubren cuanto hemos de ver en este momento
crucial en la historia de nuestra humanidad.
El escribir cuanto me ha sido revelado es un servicio al Señor y a la verdad que me ha hecho ver, y un acto de amor a mis hermanos. Nuestro cometido es sembrar y a Él le corresponde regar y hacer crecer. Todo está en sus manos.