La Sexta Trompeta Está Sonando

 

  • Misión Profética

             

    Misión del Profeta

    La voz del cielo que yo había escuchado se dirigió a mí de nuevo: “Acércate al ángel que está de pie sobre el mar y sobre la tierra, y toma el libro que tiene abierto en la mano”.

    Me acerqué al ángel y le pedí que me diera el rollo. Él me dijo: “Tómalo y cómetelo. Te amargará las entrañas pero en la boca te sabrá dulce como la miel” (Ap.10,8-9). 

    El libro que lleva el ángel en sus manos es símbolo de la Verdad, de la Verdad que el profeta ha de proclamar, de la revelación que le ha sido dada, y es lo que el profeta ha de asimilar. Por eso el ángel le dice que lo coma.

     Y cuando recibe la Verdad inspirada, es en su boca dulce como la miel: es el encuentro gozoso con la Verdad que nos hace libres, pero que también amarga las entrañas porque cuanto más conoce el profeta de la Verdad, más se da cuenta de la oscuridad en que viven muchos y cuán difícil es su tarea en medio de un mundo tan alejado de ella. Pero aquí el profeta fue obediente pues dice:

              Lo tomé de la mano del ángel y me lo comí. Me   supo como la    miel, pero al comérmelo se me amargaron las entrañas (Ap.10,10).

    El profeta tiene la experiencia del dulzor que le había advertido el ángel: el encuentro místico con la Verdad, con Dios. Y ve cómo se complementa con la visión amarga, dura, que le encomienda:


     




  • Entonces se me ordenó: “Tienes que volver a profetizar acerca de muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes” (Ap.10,11).

             Los pueblos, son todos los hombres en general, aún los que no son creyentes, aunque no sean cristianos, sin distinción alguna. Son éstos contra los que tiene que profetizar, advertirles de sus errores, de su conducta equivocada.

              Pero hay algo más amargo: el ver la confusión, los errores de todos éstos a los que ha de advertirles:

    A las naciones, se refiere a las religiones, por todas las equivocaciones que pueda haber en ellas aún cuando las hayan defendido con su mejor intención. El profeta habrá de advertirles.

    A las lenguas, que son los adoctrinados, los que hablan conforme han sido instruidos sin buscar la  raíz de  las verdades  que siguen, sin darse cuenta de que están equivocados.

    Y los reyes, se refiere aquí (en el sentido espiritual en que se está hablando) a los dirigentes de las religiones.

    A todos ellos el profeta ha de profetizar lo que le ha sido revelado y ve lo difícil que es. Pero no es el mismo profeta quien ha descubierto la Verdad, sino que le ha sido revelada por Dios. Él es sólo un instrumento de los Dos Testigos que veremos a continuación.

     



  •      Audios La Sexta Trompeta Está Sonando


     LA SEXTA TROMPETA ESTÁ SONANDO
         aLGUNA dUDA O sUGERENCIA
         

                     Texto del libro en Audios

                         

                     texto del libro escrito